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¿A QUÉ ORDEN PERTENECE EL MUNDO?

 

 

 

 

Por Bibiana Ruiz

                                               El orden del mundo

                                               Ramiro Sanchiz

                                               Editorial El Cuervo

                                               188 páginas

 

 

 

La frase “el orden del mundo” puede remitir a muchas y diferentes cosas. Desde un orden interno hasta uno externo y desde los hitos que marcaron la historia mundial y los nuevos órdenes internacionales surgidos de ellos hasta la concepción individual ­-y porqué no-­ individualista que cada uno tiene del mundo. Pero en este El orden del mundo, Ramiro Sanchiz (Montevideo, 1978) habla de una historia dentro de muchas otras, como si se tratara de mamushkas, que plantean un escenario conocido por todos pero a la vez desconocido.

 

Justamente como si tratara de una señora gordita y colorida que va descubriendo otra un poco más pequeña pero de igual forma y color, el lector se adentra en un mundo donde una historia abre la puerta a otra hasta llegar a la última, que no por pequeña deja de ser interesante ni de estar conectada con la primera.

 

Aunque bien puede ser un laberinto, de esos que se arman en la mente, muchas veces sin saber uno porqué, con la complejidad necesaria como para sentirse perdido y querer encontrar la salida. Ir derecho, doblar, meterse en un recoveco (que puede tener salida o no), desesperarse, calmarse y seguir adelante. Cuando se intenta hacer el recorrido de nuevo mentalmente­, uno se encuentra con que no puede resolverlo sin recurrir a los recuerdos. La memoria juega un rol fundamental en la novela, porque es gracias a ella que se logra avanzar, salir, reconstruir un mundo y ponerlo en orden.

 

Al principio parece que todo gira en torno a un mundo varonil, de una infancia llena de fantasía y curiosidad por barcos, corrientes marinas y ecología. Hay muchos datos geográficos, una precisión casi toc de fechas, nombres y apellidos. Con la lectura, la curiosidad amplía sus horizontes (y el género) y viaja, pasando por distintos momentos de la historia de la humanidad en diferentes y distantes zonas del mundo, describiendo en detalle las características tecnológicas de cada época.

 

Un punto importante a tener en cuenta a la hora de leer El orden del mundo es la cantidad de descripciones que hace el autor sobre diferentes teorías, que muchas veces detienen al lector en un punto del laberinto. Las frases largas plantean a menudo un interrogante de cómo seguir adelante y no perderse en el intento. Sin embargo, el lenguaje elegido por Sanchiz para narrar la historia es acertado y a medida que se avanza en la lectura, se van armando las partes de un rompecabezas interesante que uno no quiere abandonar.

 

Tanto andar por el mundo, el narrador llega a la Isla de la Basura, un lugar donde se juntan todos los desechos del mundo, como partes del rompecabezas que éste es y como confirmación de una hipótesis que nadie puede dejar de ver: el lugar en el que vivimos se llenó de algo que nos perjudica. El autor intenta llenar al lector de interrogantes para que éste logre darle sentido no sólo a lo que lee sino a su propio paso por el mundo.

 

La novela publicada por la editorial El Cuervo es ideal para los que pasaron su infancia en los ochenta, pendientes de qué cosa nueva y sorprendete pasarían en televisión, o adorando la ciencia ficción. El orden del mundo invita a reencontrarse con esos años, a pensarse como sujeto dentro de un mundo en el que todo estaba por descubrirse y ahora se descubrió.

 

 

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