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Fragmentos

Compartimos un cuento del libro Un género como cualquier otro, (Pánico el Pánico, 2013) de Facundo García Valverde.


Facundo García Valverde nació en Buenos Aires 1978, es Doctor en Filosofía y guionista. Colaboró en la antología "Escribir Después" (Outsider, 2012).
Un género como cualquier otro es su primer libro de cuentos.

                                                                                      Como antes

 

 

Pablo y Florencia fueron novios durante tres años. También fueron regularmente felices. Iban al cine, compraban dos libros idénticos, comparan sus subrayados, degustaban comidas exóticas, viajaban a las playas en pleno invierno y cogían con la luz encendida. Un día, Florencia sintió que con Pablo su vida se enterraba y lo dejó.

 

                                                                              1.

 

Florencia lloró los primeros tres días: siempre en su cuarto y cuando estaba a punto de dormirse. Al segundo día, sacó de su mesa de luz la foto de ellos en Uruguay y lloró por haberlo hecho. Al tercero, su llanto fue breve y automático. En cambio, Pablo lloró desorganizadamente durante veinte días: lo hacía en el colectivo, en su cuarto y en los baños del colegio donde daba clases. Cuando el llanto dejó de ser espontáneo, miraba las fotos de ellos en la pantalla de su computadora y volvía al llanto.

 

                                                                              2.

 

Transcurrida una semana, Florencia besó a un compañero de trabajo en un recital de Drexler. A los dos días, se lo contó a su psicóloga quien la felicitó por el beso y por haber ido a ver a Drexler. Pablo comenzó terapia la misma semana en que se dejaron de ver pero sólo contó la ruptura luego de cuatro sesiones, como si todavía no estuviera seguro de su posición de mártir.

 

                                                                              3.

 

Los rehenes de la relación se acumularon de distintas formas. Florencia arrinconó los discos, los libros, el pullover y las remeras en el armario. Pablo regó su habitación con las remeras de Florencia, escuchó mil veces sus discos y empezó a leer los libros que ella le había prestado y que nunca había hojeado.

El día que se iban a encontrar para el intercambio, Pablo se sintió cómodo con su papel de abandonado y Florencia quiso que todo fuera quirúrgicamente limpio. La charla fue neutra, con preguntas sobre la familia, con ironías de Pablo y con Florencia pidiéndole un abrazo. Los rehenes cambiaron de mano y ambos se sintieron libres.

 

    

                                                                              4.

 

Una vez se encontraron de casualidad. Pablo hacía tiempo en un bar para ir solo al cine. Florencia fue al mismo bar pero para encontrarse con un compañero de trabajo. Pablo la vio entrar pero bajó la cabeza. Florencia no se dio cuenta de ese gesto pero apenas lo vio sentado, se dio media vuelta y se fue. Cuando Pablo, cubierto de sudor, levantó la vista y no la encontró, creyó entender. Sin embargo, le mandó cuatro mensajes de texto que nunca fueron respondidos.

 

                                                                              5.

 

La primera vez que Pablo cogió después de Florencia fue en su cumpleaños. Después de hablarle durante un largo rato con una amiga de alguien acerca de su relación frustrada y de cómo se sentía, ella tomó su rostro con las manos y lo besó. Él le devolvió el beso. Luego, contaría que lo hizo sólo para que ella no se sintiera rechazada.

Más temprano ese día, Florencia le mandó un mensaje que decía “Feliz cumpleaños. Pásala bien”.

 

                                                                              6.

 

Florencia se fue de vacaciones a Brasil con su nuevo novio, Santiago, un militante de su facultad. En el vuelo de regreso, la empleada de la aerolínea no encontró sus reservas y amenazaba con dejarlos varados en San Pablo. Cuando Santiago pasó al otro lado del mostrador y le explicó con éxito a la empleada cómo debía buscar sus reservas, Florencia supo que nuevamente estaba enamorada.

En Buenos Aires, cada dos días, Pablo ponía el nombre completo de Florencia en los buscadores de Internet. El resultado de la búsqueda eran ciudades, organizaciones sin fin de lucro y ligeras variaciones del nombre de su ex.

 

                                                                              7.

 

Pablo se fue a vivir solo después de conseguir dos trabajos nuevos como docente en un colegio secundario. En cuanto llegó a su nueva casa, se preguntó si a Florencia le gustaría vivir allí. Después de responderse que sí, Pablo se restregó la cara, tomó un trago de gaseosa y prendió un porro.

De vuelta en su trabajo, Florencia fue a un cumpleaños de un amigo de Santiago, le convidaron marihuana y, por primera vez desde la separación, fumó sin ponerse paranoica.

 

                                                                              8.

 

A diferencia de lo que había sucedido con otros fracasos amorosos en su vida, Pablo contó a sus amigos únicamente los detalles superficiales de lo que íntimamente llamaba su supervivencia. Quizás por esa razón, empezó a hablar mentalmente con Florencia, a contarle su cotidianeidad, a contarle sus proyectos. Le preguntaba si iba a llegar rápido, si le gustaba lo que había cocinado y si no pensaba que era muy snob comprarse un celular tan caro pero con acceso a internet.

 

                                                                              9.

 

El día de su cumpleaños, Florencia amaneció en la casa de Santiago. Él la despertó con un desayuno más parecido al café da manha que ambos añoraban. Cuando Florencia terminó de beber su café, leyó en el fondo de la taza: “Múdate conmigo”. Florencia se río, lo abrazó, lo besó y le preguntó qué parte de la biblioteca le iba a corresponder.

Cuando más tarde ese mismo día apareció el nombre de Pablo en el visor del celular, Florencia pensó que esa llamada debería ser cobrada más cara porque venía del pasado. Atendió, agradeció, se río, y dijo nuevamente gracias cuándo Pablo le preguntó si un día podían juntarse a tomar un café.

 

                                                                             10.

 

Pablo creyó que se había enamorado de una chica que le habían presentado. Puso tantas fuerzas en creerlo que un día, se dio cuenta que Julieta no sólo le creía sino que ella misma se había enamorado. Julieta empezó dejando en su casa el cepillo de dientes, luego algunas prendas íntimas y, al final, la mitad de sus discos de jazz. El día que llegó el camión con las pocas pertenencias de Julieta, Pablo no estaba y su cerradura se había cambiado hacía horas, tal como lo constató el cerrajero de emergencia que Julieta llamó.

 

                                                                             11.

 

Los hermanos de Julieta le quebraron dos dientes y por cuatro días Pablo no pudo salir a la calle sin que la gente se quedara mirándolo. Como esos días no fue a dar clases, Pablo se bajó todos los discos que le recordaban a Florencia, recorrió todas las calles en las cuales habían estado juntos y habló más de cuatro horas por día con lo que llamó su mejor ex novia, ese fantasma mudo. También envió un mail vacío a Florencia.

Cuando ella lo vió en su oficina, abrió los ojos, se los restregó, fue a buscar un café a la cocina de su trabajo y deseó que alguien lo hubiese borrado por accidente. Eso no ocurrió y Florencia cerró la página sin abrir el mail. Cuando fue a su psicóloga, lloró por su indiferencia frente al mail.

 

                                                                             12.

 

Santiago, el novio de Florencia, consiguió el ticket dorado de todo militante universitario: un cargo en el Estado.

Los celos de Florencia se desbordaban cada vez que Santiago mencionaba los nombres de sus nuevas compañeras de despacho. Una noche, le cocinó un curry de camarones y se dejó penetrar analmente por Santiago.

 

                                                                             13.

 

Pablo soñó que un travesti lo besaba apasionadamente hasta que le arrancaba la lengua de un mordisco. Pablo corrió a la psicóloga, le contó su sueño, le contó que de chico un familiar suyo había abusado de él y, bajando la cabeza, le preguntó si ella creía que él era un homosexual reprimido. La psicóloga le dijo que no, interpretó el sueño de otra forma y le preguntó por qué no había hablado con sus padres de aquella escena de su infancia. Como respuesta, Pablo le preguntó si no era posible que al intuir su condición homosexual, Florencia se hubiera decidido a abandonarlo.

 

                                                                             14.

 

Cuando se cumplieron dos años de la separación, Florencia no lo recordó y Pablo lo hizo mientras daba clases. Entre los estudiantes que se sentaban en el fondo, había una alumna que tenía el mismo aspecto que hubiera tenido Florencia a los 16 años. Uno de los estudiantes que se sentaban adelante le preguntó si se sentía bien. Pablo retomó su clase de manera tan confusa que decidió no tomar ese tema en el examen.

 

                                                                             15.

 

Pablo fue como acompañante docente al viaje de egresados de una división de su colegio, la misma de la adolescente que le recordaba a Florencia. Tuvo sexo con la otra acompañante adulta, una profesora de matemática divorciada. También tuvo sexo con la adolescente aunque nunca supo cuál de los dos lo había sugerido. 

Florencia llegó a su casa y encontró a Santiago encerrado en el baño. Escuchó cómo lloraba, cómo le pedía que lo deje solo y cómo se sentía presionado por sus celos y sus inseguridades. Florencia atravesó el vidrio de la puerta del baño con su mano y pudo verel cuerpo desnudo de Santiago y sobre él, a su compañera de despacho.

 

                                                                             16.

 

A los pocos días de volver a Buenos Aires, los padres de la adolescente denunciaron a Pablo por abuso sexual y el colegio lo despidió sumariamente. Vivió durante varios meses en diversas casas de amigos a los que aburrió y que lo aburrieron. Así, consiguió un trabajo haciendo guardias en casas para alquilar y pudo vivir en las casas deshabitadas al menos hasta que la reserva se hiciera efectiva. Se sintió feliz y se lo comunicaba todos los días a Florencia. Florencia volvió a vivir con sus padres, bajó las persianas, adquirió ataques de pánico regulares y lentamente se sintió enterrada, incluso más que en las postrimerías de su relación con Pablo.

 

                                                                             17.

 

Florencia combatió la depresión y el pánico con clases de natación, de teatro y entregando su cabello a un peluquero moderno. Apenas llegó a su casa, se sintió horrible, desnuda e incapaz de complacer a alguien. Leyó los mails que Pablo le enviaba cuando aún eran pareja y comenzó a escribirle doce mails distintos. Finalmente, le escribió uno que sólo decía “hola”.

 

                                                                             18.

 

Cuando finalmente se reunieron, Pablo y Florencia parecían haber retomado una conversación interrumpida hacía diez minutos. Una vez desmentida esa naturalidad, Florencia se mostró culpable y Pablo comprensivo. Florencia quiso explicarle la verdadera razón por la cual lo había dejado y él la interrumpió como si aquello fuera un detalle de una película antigua que ya ni siquiera recordaba. Ya borrachos, caminaron diez cuadras en la oscuridad hasta que un indigente les robó. Florencia lloraba y Pablo comentaba que el ladrón tenía más miedo que ellos y que no le había podido sostener la mirada e ni siquiera con un arma.

 Florencia comenzó a temblar, a resbalarse contra la pared y a ahogarse. Pablo detuvo un taxi y la acompañó hasta su casa.

 

                                                                             19.

 

Se besaron en el taxi y en la puerta de la casa. Ninguno de los dos recordaba que el otro besara así.

 

                                                                             20.

 

Cuando Florencia lo invitó a subir, Pablo dijo que no. Florencia se metió rápido en su cama y se durmió. Al otro día, amaneció con dolor de cabeza y acidez.

Pablo llegó al departamento vacío, quemó la ropa que aún tenía olor a Florencia, escuchó sus discos, miró sus fotos, le contó el robo, se masturbó con ella y tuvo un sueño reparador.

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