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Poesía

POESÍA DE CLAUDIA MASIN

 

 

 

 

Monte

 

(a Gloria)

 

 

 

No había salido de los montes de mi tierra de origen, yo creía 

 

que ahí estaba el tesoro que me tocaría proteger toda la vida: las frondas

 

de los lapachos centenarios, su sombra dispendiosa al ir cayendo

 

el día, las huellas de las patas de las corzuelas perseguidas, el camino

 

que se iban abriendo entre las zarzas, la lumbre desmedida del sol

 

cayendo a pique sobre el suelo como un metal derretido, los animales

 

fieros que se tendían igual que cachorros después de la lluvia a disfrutar

 

del viento, un diamante en bruto en medio de esa interminable

 

sequía. No había salido de ahí porque ni las arañas monstruosas 

 

ni las yararás que se arrastran con sigilo para encontrarte

 

desprevenida me daban más miedo que un mundo al que no se podía

 

entrar con los pies llenos de barro, donde nadie salvo los niños

 

puede ser, hasta cierto punto, salvaje y arisco como esos árboles 

 

y esas bestias que no son molestadas a menos que se aventuren

 

lejos de su guarida. Tenía terror de las palabras que no quería

 

decir porque no transportaban en ellas ninguna 

 

materia sensible, terror de que el silencio no me fuera permitido,

 

de que hubiera leyes que se hundieran como trampas 

 

para animales en la carne y una vez clavadas 

 

la única manera de salir fuera desgarrándose. Pero no tuve miedo 

 

cuando escuché tus pasos, su manera delicada de llegar a casa ajena, 

 

eras un ciervo más, recién nacido, las patas temblequeando y sin embargo 

 

decididas. No conocías a fondo la espesura 

 

pero sabías que era intrincada y compleja como esas lianas retorcidas 

 

que te cerraban el camino pero no pudieron detenerte cuando viniste

 

de allá lejos a buscarme. De qué manera entendiste que mi terror de irme 

 

era igual de intenso que mi necesidad de ser buscada y llevada a la superficie, 

 

como un pescador que protege su soledad 

 

rabiosamente, y es capaz de derivar sin compañía en su bote 

 

durante largas temporadas, pero una noche de temporal 

 

cae al río y comprende que la presencia de alguien más

 

le hubiera salvado la vida.

 

(Inédito, del libro "La cura”)

 

 

 

 

Claudia Masin nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Es escritora y psicoanalista. Vive desde 1990 en Buenos Aires. Coordina talleres de escritura. Publicó los libros de poesía: "Bizarría", "Geología", "La vista", “El secreto (antología 1997-2007)" "Abrigo", “La plenitud” y el libro de fotografías y poemas “El verano”. Su libro “La vista” ha obtenido por unanimidad el Premio Casa de América de España en 2001 y ha sido editado por Visor. Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, portugués e italiano. Participó en varias antologías de poesía y ensayo, en su país y en el exterior. Fue codirectora de los sellos editoriales “Abeja Reina” y “Curandera”, dedicados a la poesía.

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