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RESEÑA DE UNA ESPECIE EXTRAVIADA

 

 

 

Por Daniel Gigena

                                            Una especie extraviada

                                            Joaquín Oreña

                                            Viajero Insomne editora

                                            60 páginas

       

 

Entre la soledad y la dificultad de estar juntos oscila la voz poética del segundo libro de poemas de Joaquín Oreña (Monte Quemado, 1979). Una especie extraviada, editado por Viajero Insomne, el sello de poesía comandado por Osvaldo Bossi y Tom Maver, retoma las monodias y los repertorios de preguntas (no todas ellas meramente retóricas) de su libro anterior, pero de manera atenuada, como si el presente ahora transcurriera sólo en un estado de lejanía y de extravío. "Entre nosotros/ siempre hay un momento de oscuridad", se lee en uno de los primeros textos; "somos víctimas", "dócil sopor", "nuestra vida/ también va a quedar atrapada": en el mismo poema, de amor y de separación, la voz declina hacia la reflexión sobre sí misma. Quizás estos tres elementos conjugados –el amor, el desamor y la voz poética como máscara, además de algunos apuntes sobre la contemporaneidad relacionados con la música (el libro lleva un epígrafe de David Bowie), la ciudad y la vida cotidiana– caractericen por entero Una especie extraviada, libro que contiene, y esto puede ser o no un fallo, demasiados textos.

En "Mirarse a los ojos" (acto que no significa nada, se advierte en el poema) la voz concluye: "así es la soledad:/ un temblor sin importancia/ unos dientes en la nieve/ y una leve preocupación". Mediante un aligeramiento de los versos, muchos de ellos una sola palabra (un verbo, un adverbio o un pronombre personal) enclavada al final de la frase, Oreña distribuye en los poemas, a la manera de una sutil estrategia beligerante, diversos puntos de vista de diferentes escalas. Puede ser a veces "el ser humano", "la historia", "los griegos" incluso, tanto como yo (y "el yo"), vos y nosotros. Esto le permite generar, de mayor a menor, de cerca a lejos, y viceversa, operaciones de deducción, enfoques y catálisis inesperadas, sombrías e implorantes ("Hoy te conocí:/ protégeme").

En el hermoso poema llamado, como su pueblo de nacimiento en Santiago el Estero, "Monte Quemado", el amor, el desamor y las voces se manifiestan en forma simultánea: "a veces estamos separados/ y parece inverosímil/ y fácil el amor". Que el amor no será fácil es una evidencia que el libro, igual que la vida, se encargará de demostrar, a la vez que en los poemas se sueña (el sueño actúa como una fuerza aliada del amor) con "la ilusión de una idea" que cada uno trae al mundo. "Me gusta pensar que cierto grado de existencialidad nos transforma", dice Oreña sobre su nuevo libro (las fórmulas y las definiciones improbables son utilizadas en el libro como divisas casi dadaístas: "el futuro:/ los nuevos verbos/ por descubrir" o “cuando el paradigma cambie hacia los colores/ la materia/ como una espuma blanda/ se irá”). Cómo se expresa ese grado de existencialidad es una de las incógnitas que Una especie extraviada se propone, sin rumbo predeterminado, descifrar y mantener en el misterio.

 

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