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RESEÑA DE LOS DESEANTES

 

 

 

Por Eva del Rosario

 

                                                          Los deseantes

                                                          Juan José Burzi

                                                          Zona Borde editorial

                                                          91 páginas

 

Una vez más, Burzi nos pone frente a las formas que adopta “el mal”. Pero se trata de “el mal” en un sentido circunscripto por varios discursos: el discurso psiquiátrico, el discurso familiar y el discurso literario. Desde el siglo diecinueve, se encargaron siempre y con empeño en definir una de sus facetas: la anormalidad. En los relatos que integran el libro Los deseantes aparece la anormalidad unida, como su título ilustra, a distintos modos de deseo.

 

Es por eso que en estas páginas (¿otro libro suyo armado como una galería de freaks?) nos encontraremos con una pareja de hermanos incestuosos; un profesor y una alumna que mantienen relaciones bajo los roles que impone el sadomasoquismo; un grupo de tareas que filma videos de torturas ejercidas a mujeres indefensas y un gemelo que se hace pasar por su hermano muerto. Todos los personajes son deseantes de algo. Y, como el sufijo de la palabra lo indica, todos son activos en ese deseo que, en muchos casos, constituye su propia ruina moral, individual, social. Porque se trata de deseos ponzoñosos, adictivos, tentadores y potentes como la peor droga autodestructiva.

 

Así como los protagonistas de los cuentos tienen al deseo como común denominador, también comparten una identidad: en cada caso, desear “eso” (a la hermana; torturar, violar y matar; obedecer a la alumna adolescente hasta el delirio y arrebatar la identidad del hermano muerto) y desearlo “así”, del modo en el que lo hacen, los vuelve seres monstruosos a todos y a cada uno de ellos.

 

Lejos de parecerse a los tibios personajes de buena parte de la literatura actual -cuya única peripecia consiste en cruzar la calle para comprar cigarrillos- toda la potencia de la fatalidad se posa en la vida de estos sujetos: ya sea originada por un accidente, o en una atracción hacia (¿el opuesto de?) una femme fatale, o en un amor prohibido por el tabú del incesto. En determinado momento de sus vidas deciden entregarse con pasión a un veneno que los modificará sin posibilidad de volver atrás.

 

Con un estilo llano (que a algunos nos hace extrañar el de sus anteriores libros, más góticos) y una ambientación urbana y local, Burzi una vez más diseña destinos y vidas atormentados en una literatura no concesiva. Es una prosa que, como toda buena literatura, nos lleva hasta el límite; nos hace repensar y sentir los límites de “lo humano”.

 

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