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TESTER DE LOS OCHENTA

 

 

 

Por Pablo Mendez

 

                                     Kings & Queens Of The Underground

                                     Billy Idol

                                     2014

                                     BFI records

 

Un álbum con el goteo justo de rock and roll. Una estética nunca movida del sello punk. Y ese gesto nunca modificado del labio torcido pareciera imprimir una actitud eterna. La figura de Billy Idol nació en los ochenta donde todo era una gran orgía de géneros: algunos en plena decadencia, otros bajo el esplendor de los colores excesivos y la catapulta comercial. Kings & Queens Of The Underground no sorprende, solo se ajusta a la simpleza de citar la música del blondo sin agregar complementos de la modernidad de un milenio tan nuevo como poco definible. Sus dos primeros discos lo ubicaron para siempre en la escena del rock en paralelo al crecimiento de la cadena MTV. Y así su discografía, plagada de reediciones y compilaciones de éxitos, nos agrega este disco con la savia excluyente de su carrera. Dueño de una de las baladas más utilizadas para dejar a una mujer en estado de indefensión erótica también ha contribuido con canciones ineludibles en cualquier playlist rutero.

La lógica de producción clasicista divide las aguas, mitad cancionero para agitar cabezas, mitad baladas de estirpe distorsionada. Bitter Pill, Can’t Break Me Down, Save Me Now, One Breath Away, Post Cards From The Past, Whisky And Pills sostienen la intensidad rockera, que va desde el riff stooges a las melodías más oscuras del New Romantic al estilo Simple Minds, genealogía de la década más caprichosa del rock. Una voz apenas rasgada pero aún así llena de vigor melódico, por ese filtro de gravedad que ha mantenido a lo largo de los años sin que se mueva un ápice de la línea de neutralidad pop. Kings And Queen Of Underground, Eyes Widw Shut, Ghost In My Guitar, Nothing To Fear y Love And Glory enmarcan la fórmula que ha utilizado el cantante inglés y que lo ha convertido en  uno de los ejes de la década en la que el rock mutó de frecuencia para volverse un pulido producto de estudio. Los ochenta nunca podrían haber sido la década infame (y necesaria) sin un puñado de buenas baladas rockeras. Bill Idol ha injuriado su rostro bajo el escalpelo de la eterna juventud, pero su música ha conjurado un pacto con el tiempo para mantenerse sin la amenaza del tiempo, lejos de los rastros que cicatrizan los buenos tiempos pasados. Kings And Queens Of The Undergrpund no será un material que vaya imponerse en los rankings, tampoco estará en el podio de los imprescindibles. Aún así, no perderá la dignidad de mantener en la posteridad a William Michael Albert Broad como un sobreviviente de una época que ha agotado a sus representantes.

 

 

 

 

 

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